Otro
tema polémico, éste de la iglesia católica. Un tema del que cada quien habla
desde su historia personal, porque generalmente parte de vivencias, formación
familiar y creencias tempranas, a la hora de defender o atacar a una religión o
iglesia en particular. En el actual momento histórico, con la ciencia y el
avance tecnológico sobreponiéndose a las
tradiciones milenarias, cuando se multiplican las denuncias contra curas
pederastas y el Papa se desdice una y otra vez tras emitir palabras
desafortunadas que motivan protestas internacionales, sigo observando
objetivamente el papel de la iglesia católica dentro del mundo moderno. Con la
misma objetividad ajusto mis decisiones al sentido común y no al mandato
eclesial, descansando mis domingos en lugar de ir a misa, o usando condón cuando lo creo necesario, y estoy clarísimo en
mi posición con respecto a las incongruencias de una iglesia cuyos dogmas y
ritos saturaron mi niñez. Aún recuerdo los castigos y expulsiones que
acumulé antes de mis doce años, mientras
estudié en colegios religiosos, cuando me ponía a cuestionar la injusticia de tener
que pagar por el pecado original, cuando ni mis viejísimos abuelos conocieron a
Adán y Eva, o por mi planteamiento de que los marcianos también debían tener un
mesías distinto a Jesús, por lo menos más verde. A esa edad el cura que nos
preparaba para la primera comunión premiaba cada una de mis originales ideas dándome
un coscorrón u obligándome a escribir una plana interminable (fui el precursor
de Bart Simpson), y nos aterrorizaba a todos gritando que cualquier niño que
tocase un libro prohibido (de contenido sexual o de otra religión) moriría en
el acto, y que toda mujer divorciada iría al infierno. Como lo desafié por
defender a mi madre divorciada, me vetó la comunión. Y así, sabiéndome más que condenado
a arder en el infierno, con mucho aplomo y un miedito emocionante ojeé los
libros prohibidos, comulgué sin confesión y dudé de dios, pero ningún rayo me
fulminó. Entonces supe que los curas también mentían, y me convertí en
agnóstico precoz.
Con
el tiempo, y desde la libertad de no estar limitado por creencias o dogmas
estrictos, me di a la tarea de explorar cuanta secta o doctrina de más de mil
adeptos se me atravesase, sin encontrar a dios en ninguna. Y me inventé un dios
a mi medida, es decir, a la medida de mis necesidades y expectativas. Tal como
uno hace de adulto con la pareja ideal. Con los años fui depurando mi
concepción de dios mientras mi búsqueda
espiritual me alejaba cada vez más de una iglesia que ha prosperado durante dos
milenios, vendiendo unas ideas imposibles de probar, unos dogmas imposibles de
discutir, un modelo imposible de seguir, un dios invisible y generalmente ajeno
a todo dolor o catástrofe. Como todo turista que se respete, he visitado el
Vaticano y las principales catedrales europeas, lo que me llevó a reconocer que la iglesia de mi niñez, además de ser una
excelente vendedora, diestra en cambiar ideas no comprobables por bienes materiales,
une a su carácter de trasnacional poderosísima el privilegio de ser primer mecenas
del arte y del boato. Ante tales logros decidí que debo ser objetivo a la hora
de evaluar a la iglesia cristiana y a sus obras. Porque si la humanidad no
necesitase de la iglesia, sea la católica u otra, no existirían las religiones.
Y por eso, en vez de caer en el facilismo
de criticar sin compasión, me dije: ¿Qué importan unas cuantas incongruencias,
qué más da el debatido tema del mensaje evangélico dictado en medio del lujo y
del poder mundano, o los escándalos sexuales de tantos seglares o religiosos
cristianos, o los profetas evangélicos multimillonarios invitando a parar de
sufrir, o la sangrienta colonización americana, africana o asiática hecha en
nombre de Jesús, o las hazañas de la Inquisición , o la quema de brujas y de
científicos adelantados a su tiempo, o las cruzadas destructoras de judíos e
infieles, o la inolvidable labor de papas emblemáticos como Borgia, Juana o
Clemente? ¿Qué hay con que todas esas hazañas humanas se hayan inspirado en el
amor a Jesús, aunque fueran realizadas a costa de tanto sufrimiento humano, si
se hicieron para la mayor gloria de dios y de su esposa la iglesia? ¿Quién
puede culpar a esa esposa divina de defender sus bienes y derechos a toda
costa, incluso a costa de sus principios? ¿Acaso es la única fémina que se
prostituye para mantener su casa, su status o su prole? ¿Quién puede culpar a la
iglesia de mostrar todas las características y debilidades de cualquier
institución humana? ¿Acaso no ha exhibido innumerables actos de heroísmo,
abnegación y generosidad a lo largo de su historia, conmoviendo a muchas mentes
débiles hasta las lágrimas? ¿Acaso a la par de tanto cura mundano no caminaron
otros curas y beatos con olor a santidad, incluyendo aquellos que por
mortificar el cuerpo jamás se bañaron? ¿Acaso la fe y el rito no han satisfecho
a millares de viejitos y no tan viejitos, en momentos de aflicción, de
celebración o de ocio, gentes sencillas que solamente han tenido que pagar una
tontería a cambio del servicio fúnebre, la bendición o las misas? La iglesia ha
trazado claramente el deber de seguir por la senda del amor y del bien, guiados
por el temor a dios y por el miedo al castigo o al infierno. Esa tarea ha justificado
ante el mundo que la iglesia use la coacción, la manipulación, las torturas, la
excomunión y hasta las armas, con tal de lograr que la mayoría aceptase ese
mandato de amor y de bien.
Por
otra parte, la iglesia también ha contribuido a desarrollar la capacidad de
asociación y de raciocinio de la masa mostrándole ejemplos contrarios a su
discurso, actuando durante siglos el
papel de “haz lo que te digo pero no lo que yo hago”, a ver si el cristiano
común se da cuenta de la incongruencia, capta el mal ejemplo de la jerarquía
eclesiástica y aprende del error ajeno. Y eso no es sino una pequeña parte de
todo lo que la humanidad debe a la iglesia católica, cristiana y apostólica.
¿No ha provisto de educación, comodidades, protección y privilegios a sus miles
de representantes y empleados en todo el mundo, gracias a las limosnas de los
fieles? ¿No ha multiplicado el óbolo de la viuda en inversiones más que
rentables, erigido sedes muy costosas y activado el consumo de bienes
materiales por doquier, favoreciendo con ello el comercio internacional? ¿No
custodia las mejores obras de arte del mundo? ¿No ha impuesto la cultura
avanzada a las regiones más atrasadas, despojando a los indígenas de sus
tradiciones inútiles y supersticiosas y matando a los que se resistieron a perder
sus raíces? ¿No es cierto que ante cada denuncia contra la iglesia, sus adeptos
sacan inmediatamente justificaciones, exhiben buenas obras, optan por un
silencio prudente o evitan penalizar al laico o al cura que cayó en el error,
para no aumentar la culpa y la violencia castigando al culpable?.
Nadie
puede probar que dios haya fundado la iglesia, o la haya autorizado para
interpretar con exclusividad la divina voluntad, pero la iglesia misma afirma
que es así, sobre la base de un nuevo testamento que ya lleva demasiado tiempo
siendo nuevo, que indiscutiblemente fue escrito por hombres, que
convenientemente ha sido editado y traducido, y que en cada concilio se ve reforzado
por dogmas y mandatos papales considerados infalibles. Esa misma iglesia colabora desde hace siglos con la
inocencia, la fe ciega y la obediencia pasiva de un gran sector de la humanidad,
en tanto sea parte de su feligresía. Y, ¿acaso no son estos los valores que
quiere un mundo cansado de guerras? Que el sector a favor de la iglesia entre
en conflicto con otros sectores e intereses humanos que la critican, creando
más separación y discordia en nuestro pequeño planeta, no es culpa únicamente
de la iglesia. Así pues, lo repito: por todas estas razones y muchas más de igual
peso, yo sigo observando con particular interés a la iglesia católica y
cristiana que se califica a sí misma como no
mundana, y la veo asociada año tras año con su indiscutible poder dentro del mundo. Es verdad que en los
últimos tiempos la clásica rigidez de la doctrina católica ha hecho que la
iglesia pierda muchos adeptos, atraídos por la nueva era, la ciencia, el
hedonismo y otras religiones. Pero su poder económico y político es tal, que
aún hay santa iglesia católica para
rato, lo juro por ella!. Y que conste, jurar por algo como la santa iglesia no es jurar en vano….es
jurar por nada. Es decir, no es pecado!!!
Escrito
por: Gustavo Löbig
Hola te saludo como parte de esa iglesia que criticas. Que la iglesia haya sobrevivido durante dos mil años a tantos ataques demuestra que fue fundada por Dios Nuestro Señor. Seguramente tienes intencion de mejorar el mundo, como tambien leo en tu escrito, y en ese caso mejor deberias ocuparte de temas de verdad polemicos que deben corregirse en bien de todos, como la homosexualidad, el fanatismo islamico o la alienacion de masas para que compren y compren como locos. Que nuestro Padre y Señor te bendiga y haga ver la luz para que no gastes tiempo en criticar si no en construir.
ResponderEliminarMi opinión sobre la Iglesia no es precisamente buena. Afortunadamente para mí no crecí en una familia especialmente religiosa pero sí recibí los dos únicos sacramentos que a una persona se le impone sin que pueda opinar nada al respecto: el bautismo y la primera comunión.
ResponderEliminarAl ir entrando en la adolescencia y posteriormente convertirme en una persona adulta decidí separarme total y absolutamente de este club privado que ha sido protagonista de los episodios más deleznables y que más han deshonrado a la humanidad en los últimos 2.000 años. Mucha gente decide apartarse de este club sin más, silenciosamente, pero para mí no era suficiente así que hace unos años presenté mi solicitud de apostasía ante el obispado de mi ciudad… solicitud que, quiero dejar bien claro, fue rechazada de plano. Es como si de recién nacido a uno lo inscribieran en un club de golf por tradición familiar y de mayor tuviera que seguir perteneciendo a él aun en contra de su voluntad.
Anécdotas personales aparte quiero hacer varias reflexiones sobre esta “santa” asociación: condenan el uso de cualquier tipo de anticonceptivos, la experimentación con células madre, el divorcio, el matrimonio homosexual, la masturbación, el sexo antes del matrimonio (sobre todo para la mujer, ante el hombre se muestran más permisivos) y mil cosas más que no es cuestión enumerar aquí.
Ante todo esto creo que ya no hay que seguir preguntándonos qué les parece mal a esta gente, sería mucho mejor y más rápido preguntarnos qué les parece BIEN y obtendríamos una rápida respuesta: todo aquello que permita avanzar científica e intelectualmente a la raza humana.
Yo también he visitado grandes templos cristianos en Europa y lejos de ver santuarios erigidos a la mayor gloria de Dios sólo he visto meros edificios dedicados a la grandeza y soberbia del hombre ¿acaso en el Vaticano o Santiago de Compostela se aprecia la humildad y la pobreza que Jesucristo predicó?. Yo creo que no.
Por último no puedo dejar de mencionar los miles de personas que fueron víctimas de la sevicia de esta institución y cuya única culpa fue tener un atisbo de pensamiento propio. Quiero recalcar que en mi país, España, la última víctima de la Inquisición fue ejecutada en el siglo XIX… ayer mismo a poco que nos pongamos a pensar.
Tampoco puedo obviar la brutal aniquilación de los cátaros durante los siglos XII y XIII. Una vez más la Iglesia no tuvo remordimientos a la hora de masacrar a unos inocentes que, no olvidemos, también eran cristianos.
Apreciad@ amig@ Anónimo: Gracias por tu comentario al blog, donde siempre serás bienvenid@. En cuanto a tu planteamiento, sin ánimo de cambiar tu óptica, te aclaro la mía: Que la iglesia haya sobrevivido durante dos mil años no demuestra que fue fundada por Dios, pues en tal caso la homosexualidad, el fanatismo o la manipulación de masas también son obra divina, pues llevan aún más tiempo con la humanidad. Te sugiero leer el artículo del blog que cuestiona el fashion o la moda, para que captes nuestra posición acerca de la alienación consumista. En cuanto a tu condena de la homosexualidad, estoy en total desacuerdo y me permito decir que mi mejor amigo es gay y que su vida se rige por valores que son mi ejemplo y el de toda persona que busca ser sana, buena, inteligente y nutritiva. Claro, él es gay por voluntad divina, no porque eligió serlo, y al amarlo también amo la obra de Dios y por tanto amo a Dios. En cuanto al fanatismo, así como tú también yo deploro que durante la gesta humana y hasta nuestros días, el fanatismo ciego y la injusticia más cruel se hayan dado como parte inevitable del poder asociado a toda religión establecida, no sólo la mahometana, sino, y con mucha mayor frecuencia histórica, la cristiana. Así te resumo la luz que Dios me ha permitido tener en este caso, para coexistir con todo lo que los preocupa a ti y ya mí. Esperamos tu opinión sobre cualquier otro tema en Raguniano, siempre que sea expresada según el criterio de objetividad y deseo de construir y no de criticar. Un cordial saludo!
ResponderEliminarApreciado Mariano, gracias por tu comentario tan cabal y honesto, lo valoramos. Es reconfortante contar en este mundo tan lleno de máscaras, convencionalismo e hipocresías, con gente como tú, decididamente auténtica y decidida a mostrar congruencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que practica como conducta fundamental de vida. Un abrazo!
ResponderEliminarYo creo que la iglesia se sostiene a pesar de tantos ataques porque cumple un papel importante o sino la sociedad no la permitiria mas. Y que mejor se habla de la iglesia de hoy que de la iglesia de antes porque estar hablando de crimenes pasados y sevicia no ayuda a nadie sino que aviva odios donde deberia estar el amor.
ResponderEliminarApreciado raguniano: gracias por tu comentario. Estamos de acuerdo en que las iglesias permanecen, en tanto resultan útiles para mantener a los intereses poderosos y minoritarios que gobiernan al resto de la humanidad. El punto es que ese status quo está lejos de ser el más conveniente para nuestra especie y para el planeta, por razones obvias. Este blog también apuesta al amor y a la unión, de ahí que sea un espacio diferente por la misión, metas y valores que lo definen.
ResponderEliminar21 ”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero"
ResponderEliminarMateo 7:21-23
La Biblia no solo sirve para mostrarnos el mejor camino posible a transitar en esta vida, sino también para identificar al trigo de la "mala hierba", a los verdaderos cristianos de los "obradores del desafuero".
¿Cómo? por sus frutos.
Es bueno darnos cuenta que hay religiones falsas y esto es evidente por sus obras. Ahora bien, estos señores no representan a Dios, así que no mezclemos las cosas.
Piensa en las palabras de Jesús. Claramente él señala que estas falsas religiones harían "obras grandiosas" a los ojos humanos, pero que serían rechazadas.
Ahora bien, Jesús sigue diciendo esto:
"”Por lo tanto, a todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa. "
Por lo tanto, no alcanza con darnos cuenta cuales son las religiones falsas, sino que el asunto se trata de vivir según las enseñanzas del Cristo.
Si criticamos y denunciamos a las falsas religiones, pero al mismo tiempo vivimos nuestra vida en inmoralidad, materialismo, mentiras, engaños, violencia, borracheras, etc. Pues.... seremos igual que ellos. No seremos hipócritas, pero seremos parte del problema, no de la solución.
El resultado es el mismo. Caso contrario... seremos el mismo perro pero con diferente collar.
De SAS_
Hola Gus, mi Hermano. Te aporto un link que expresa a la perfecciòn mi pensamiento al respecto de tu Genial escrito,
ResponderEliminarhttp://elnuevodespertar.wordpress.com/2011/12/16/la-horrible-verdad-acerca-de-las-religiones/
»Abrazos de Luz!!!!!!